En este tipo de juegos había que usar una boina o sombrero, dentro del cual, cada persona que participaba debía de echar dentro ,una prenda u objeto que le perteneciese; por ejemplo (un pendiente, una sortija, una navaja, una correa, un pañuelo...) todas estas prendas, se removían dentro de la boina y se sacaba un prenda. La dueña de la prenda escogida tenia que hacer lo que le dijera la persona que había extraído la prenda, que normalmente era un hombre. Éstas son algunas de las órdenes que les daban y que tenían que obedecer, por ejemplo: hacer como caerse dentro de un pozo, dando saltos y contando hasta ocho; otras veces a esta persona se le decía que se escondiera detrás de la cortina y cuando estaba escondida se le iban acercando uno a uno los otros jugadores, el que se acercaba le susurraba : “miau, miau” y si era del agrado de la persona que estaba escondida le respondía “miau, miau” y lo dejaba pasar detrás de la cortina, si no le interesaba le contestaba: “
futti,
futti” entonces esta persona se iba y pasaba otra.
En este juego uno de los chicos que intervenía, se quedaba firme y los demás iban pasando uno a uno por su lado, tocándole en distintas partes de su cuerpo, cuando terminaba el ultimo de pasar,el que estaba firme tenía que recordar todas las partes del cuerpo que le habían tocado.
Se sentaban las mujeres haciendo un círculo y uniendo las palmas cerraban las manos.Una de ellas se quitaba el anillo y tenía que ir pasando sus manos, entre medio de las manos de las mujeres que jugaban y con disimulo depositarlo en las manos de alguna de ellas.Quién adivinara que persona tenía el anillico, era quién volvía en la siguiente ronda a depositarlo otra vez. Todas las personas que intervenían en este juego se cogían de la mano y hacían
una rueda. Por fuera de la rueda, otra persona con una prenda daba vueltas
alrededor de ella y decía “ Santico maraville yo “ dejando caer la prenda a una
persona de la rueda. Si ésta se daba cuenta, debía coger la prenda y devolvérsela,
si no se daba cuenta para cuando llegase de nuevo hasta ella, perdía y tenía que
irse fuera del juego.
Se sentaban en el suelo, con la piernas entreabiertas, una delante de la otra. La que estaba sentada la primera era la que hacía “madre” de los demás que supuestamente eran los “pollicos”. Había otra persona que hacía de “zorra” y le decía a la madre de los pollicos: “Mariquita quieres que te limpie la casa, te friegue los suelos, te lave los platos, te tire la bacina y ¿me das un pollico?·” y ella le respondía si o no. Si le respondía “si”, se llevaba un pollico y si le respondía que “no” se quedaba el pollico sentado.
Se simulaba como una compraventa, los que jugaban debían de ponerse en cuclillas, con las manos atrás, situadas en las mismas corvas de las piernas, entonces llegaba otro y le decía que le compraba el cántaro, pero que antes tenia que probarlo. Y la forma de probarlo era: “a este hombre que estaba en cuclillas le ponían una piedra en la cabeza, y entre dos personas lo cogían uno de cada brazo y lo movían de un lado hacia el otro, si la piedra no se le caía, el cántaro estaba bien, pero si la piedra se le caía, el cántaro estaba roto.
Se jugaban en las eras de los pueblos. Todas las personas que participaban se colocaban cada una en una piedra de la era, que se convertía en su sitio en el juego. Había otra persona que llevaba en su mano una correa y se acercaba a los demás y le prguntaban a cada uno: “¿tienes lumbre?” y le respondía al que se acercaba: “a la costumbre”, mientras tanto, por detrás con mucha cautela se cruzaban los demás procurando que no se diera cuenta, porque si se daba cuenta, salía corriendo y se colocaba en una de las piedras que había dejado libre los otros, con lo cual, el que, quedaba sin sitio perdía su vez y debería quedarse con la correa y seguir el juego.
El lugar de juego también era en las eras, había dos tipos: el borrego suelto y el borrego atado.
Había una persona que se hacía pasar por el borrego, esta persona iba tocando a los demás que corren por toda la era para no ser pillados y al que tocase se le unía a él y debía de pillar a los demás y así sucesivamente.
El borrego atado, consistía en lo mismo, solo con la diferencia que al ser tocados, tenían que ir agarrándose por las muñecas al borrego atado y correr juntos a pillar a los demás y así sucesivamente.
Se cogía una cuerda larga y se ataba por los extremos, formando un círculo. En el centro se colocaba una persona y el resto agarraban la cuerda por fuera. La persona del centro tenía que coger a las personas agarradas a la cuerda, que éstas , cuando lo veían venir, se echaban hacia atrás para no ser atrapados.
Se reunían todas las personas que iban a jugar a este juego, se ponían cada uno el nombre del color de una flor. Una persona hacía de “el señor” y otra hacia “del diablo”.
-Llegaba el diablo y le preguntaban: “¿quién es?”
el diablo respondía: “ el diablo pinchando papas”.
-Todos a coro le preguntaban: “¿qué buscas?”
el diablo respondía: un color
-Volvían a preguntar: ¿qué color?
El diablo elegía un color al azar, si había alguna persona con ese color se la llevaba, si no se quedaba.
Después era el turno el señor:
-Todos a coro preguntaban: ¿quién es?.
El señor respondía: “ el señor con la cruz a cuestas”
-Volvían a preguntar: ¿qué buscas?
El señor respondía: un color
El señor elegía un color al azar, si había alguna persona con ese color se la llevaba, si no se quedaba.
Los colores que acertaba el señor se le agarraban a la cintura, y los que acertaba el diablo pues lo mismo.
Todos los que iban con el señor se ponían a un lado y los que iban con el diablo al otro, y tiraban en sentido contrario.
Los que se quedaban con el diablo lloraban y los otros les preguntaban,
-por qué lloráis? a lo que contestaban: porque estamos en el infierno,
-y los que estaban con el señor les respondían: venir a la gloria.
Entonces se juntaban todos y así terminaba el juego.
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